Salmo 140 de la biblia catolica

Salmo 91 Biblia de Jerusalén

El Salmo 140 es el salmo número 140 del libro bíblico de los Salmos. Forma parte de la última colección davídica de salmos, que comprende los salmos 138 a 145, que se atribuyen específicamente a David en sus versículos iniciales[1]. Describe la confianza en Dios ante la amenaza del mal[2]. La Nueva Versión Reina Valera lo titula “Oración para la liberación de los hombres malvados”[3].

En las Biblias hebreas, el Salmo 140 tiene 14 versículos, porque el encabezamiento del salmo, “Para el líder. Un salmo de David” se numera como versículo 1,[5] mientras que en muchas Biblias inglesas este salmo tiene 13 versículos, porque al encabezamiento (Al músico principal. Un salmo de David en la RVR) no se le suele dar un número de versículo[3][a].

¿Qué significa el Salmo 140?

El Salmo 140 es el salmo número 140 del libro bíblico de los Salmos. Forma parte de la última colección davídica de salmos, que comprende los salmos 138 a 145, atribuidos específicamente a David en sus primeros versículos. Describe la confianza en Dios ante la amenaza del mal.

¿Los católicos usan Salmo?

Se ha traducido a casi todas las lenguas humanas. La Iglesia católica y otras iglesias cristianas utilizan estos poemas diariamente en el culto y la oración. El libro de los Salmos es, de hecho, el único libro de la Biblia que suele leerse en casi todas las misas.

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Salmo 149 biblia católica

“Dios, Tú eres mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me haces descansar, junto a aguas de reposo me conduces, Tú restauras mi alma. Me guías por sendas de justicia por amor de tu nombre. Aunque camine por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una mesa ante mí en presencia de mis enemigos, unges mi cabeza con aceite, mi copa rebosa. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y habitaré en Tu casa para siempre. Amén”.

“En ti, Señor Dios mío, pongo mi confianza. En ti confío; no permitas que me avergüence, ni que mis enemigos triunfen sobre mí. Nadie que espere en ti será jamás avergonzado, sino que la vergüenza caerá sobre los que son traicioneros sin causa.”

“Dios, Tú eres mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Tú eres la fuerza de mi vida, ¿de quién tendré miedo? Cuando los malvados vienen contra mí para devorar mi carne, mis enemigos y adversarios, tropiezan y caen. Aunque acampe un ejército contra mí, mi corazón no temerá”.

Salmo 143 biblia católica

La salmodia responsorial se refiere principalmente a la colocación y uso del Salmo dentro de las lecturas en un servicio cristiano de la Eucaristía. El salmo elegido en este contexto se denomina a menudo salmo responsorial. Aunque a menudo se asocia con la Iglesia Católica Romana, su uso está más extendido, incluso en las tradiciones anglicana, episcopaliana y luterana.

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El aspecto “responsorial” se utiliza en dos sentidos relacionados pero diferentes: la posición litúrgica del salmo como “respuesta” a la primera lectura (Antiguo Testamento), y una posible manera de recitarlo. El RSCM resume estos dos aspectos: “Es responsorial porque se canta en respuesta a la primera lectura, no porque tenga un estribillo o respuesta para que el pueblo lo cante. Todo el salmo es, pues, responsorial”[1].

Salmo antifonal que se dice o lee antes del Evangelio en la Misa. Normalmente el salmo se toma del leccionario y tiene alguna relación con el texto concreto de la Escritura. Después de la segunda lectura y antes del Evangelio, se canta o se lee el Aleluya, seguido del versículo correspondiente. Si no se canta el Aleluya o el versículo antes del Evangelio, puede omitirse. Excepto el Domingo de Pascua y el Domingo de Pentecostés, las secuencias (himnos festivos especiales) son opcionales[2].

Salmo 139 significado católico

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5 El justo me corregirá con misericordia y me reprenderá; pero que el aceite del pecador no engorde mi cabeza. Porque también mi oración será aún contra lo que les agrada:

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5 Más bien, que algún justo me inflija fuertes golpes; ésta será su bondad para conmigo; repréndeme, y será bálsamo derramado sobre mí; tal unción jamás rechazará esta cabeza. Sus injurias aún saludaré con una oración …

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